Fuente: Envivopr.com
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“El cooperativismo es un movimiento de rehabilitación”, indicó con firmeza Héctor “Tolo” Quiñones, confinado de la penitenciaría en Bayamón, uno de los fundadores y vicepresidente de la Cooperativa de Servicios Arigos, nombre derivado de las tribus indígenas Arcaicos, Igneris y Ostiones, asociación que ofrece talleres de artesanía a los confinados.

La primera experiencia de los confinados con la orfebrería fue a través de un proyecto de trabajo social en el que utilizan la artesanía como vehículo de terapia y oficio para combatir el ocio. Además, preparan carteras y productos artesanales de distintos renglones.

En el proyecto, cuenta Quiñones, que cuando hacía falta algún material, pedían al compañero confinado que le supliera material hasta que llegara el producto. No tenían idea que de cierto modo trabajaban como cooperativistas.

Para atender la escasez de materiales, la Compañía de Fomento Industrial asignó a una persona para que los orientara sobre qué es el cooperativismo y cómo ellos podían beneficiarse en el desarrollo de su proyecto. Quiñones cuenta que, “les brindaban talleres de artesanía y, lo más importante, les daban seguimiento a sus trabajos”.

Los confinados crearon la cooperativa, constituyeron la directiva en la que todos sus miembros son presos condenados a sentencias máximas por delitos graves.

“El cooperativismo ha sido un vehículo de transformación que ha permitido quitarme unos hábitos nocivos y hacerlos positivos”, dijo Quiñones. A diario él sale de la penitenciaría a trabajar como empleado de mantenimiento en un edificio de vivienda y los fines de semana tiene la autorización de salida para pasar el fin de semana en la casa de sus familiares.

Quiñones indica que cuando sale los fines de semana, ofrece charlas, prepara artesanías o asiste a actividades relacionadas con el cooperativismo.

“Hay compañeros que gracias a la doctrina del cooperativismo, se han rehabilitado e iniciaron su vida estudiantil y obtuvieron los grados de bachillerato y maestría”, añadió Quiñones.

El artesano, de forma enérgica expresa que, “ningún tipo de gobierno ha sacado el beneficio de lo que es el cooperativismo para ser una herramienta de rehabilitación para la comunidad de confinados”.

El cooperativismo transformó la vida de Quiñones, cambió sus hábitos de forma positiva, lo que él la clasifica “ha sido una bendición”.

 

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