“La herencia que corre por mi sangre es lo que me motivó a seguir en el cooperativismo. Desde pequeña, corría por los pasillos de la cooperativa”, así se expresa Ana M. Rodríguez, hija de Don Tito Rodríguez, sobre su relación con el cooperativismo.
Su papá siempre les enseñó, tanto a ella como a sus hermanos, que en la vida existían tres amores: la familia, la cooperativa y los deportes. Cuenta Ana Marie que su papá entrelazó las tres, las mantuvo unidas para un mismo fin, en un solo pensamiento.
Cuando Ana Marie habla de su padre hay emoción en su rostro. Por eso, con los ojos húmedos inicia el recorrido de los primeros pasos de su padre en el movimiento cooperativista. Indica que su padre, de escasos recursos, trabajaba en una finca que para él era el lugar en que la mayoría de las personas en Puerto Rico comenzaron en el cooperativismo. Asegura que era la manera para dividir los bienes en partes iguales.
Ana Marie explica que don Tito inició sus estudios en Contabilidad y al finalizar comenzó a trabajar a tiempo parcial en la Cooperativa Algodonera, entre Camuy y Hatillo. Allí conoció a Eduardo Quijano y comenzó a trabajar en la Cooperativa de Ahorro y Crédito de Arecibo junto a Quijano, uno de los fundadores.
El amor y la dedicación que don Tito sentía por el cooperativismo fue el legado que le dejó a su hija. “Esa pasión por ayudar a los demás y satisfacer las necesidades a las personas con menos recursos económicos fue lo que aprendí de mi padre y seguí sus pasos”, manifiesta Ana Marie.
Ante su firme creencia de la doctrina cooperativa, Ana indica: “El modelo cooperativo es la única alternativa económica para Puerto Rico porque aporta esfuerzo, conocimiento, trabajo en equipo. Soy testigo del crecimiento cooperativista en Puerto Rico”.
“El compromiso que tienen las cooperativas con el trabajo social, satisfacer las necesidades económicas a las personas de menos recursos es la esencia del cooperativismo. Los resultados económicos que demuestran las cooperativas son el punto convincente, aún con la presencia del capitalismo”, concluye Rodríguez.